Me siento cansado y triste, sin ganas de hacer nada. Lloro sin motivo y a veces pienso que no merece la pena vivir. ¿Necesito un médico? ¿Estoy enfermo? ¿Quién puede ayudarme?

¿Necesito un médico? ¿Un psicólogo? ¿Estoy enfermo? ¿Quién puede ayudarme?
Son las respuestas a estas preguntas las que deberían regir para dar la mejor solución a toda persona que, como en el ejemplo, sufre un trastorno que afecta al funcionamiento diario y cotidiano de su vida.
Un trastorno mental puede estar causado por una gran variedad de factores personales, biográficos, sociales, psicológicos, así como afectado por variables biológicas.
Un trastorno mental puede estar causado por una variedad de factores personales, biográficos, sociales, psicológicos, así como afectado por variables biológicas. Es decir, no tienen una etiología concreta basada únicamente en aspectos fisiológicos y orgánicos por tanto no deberían ser etiquetados como una enfermedad (salvo aquellas demencias, malformaciones de nacimiento, lesiones o enfermedades neurológicas que pueden determinarse fisiológica y anatómicamente).
En esta misma línea apunta el que instituciones relevantes en el ámbito de la salud como la OMS (Organización Mundial de la Salud) o la APA (Asociación Psiquiátrica Americana) utilicen criterios diagnósticos basados en síntomas psicológicos o de comportamiento para establecer los trastornos mentales que padecen los sujetos. Este hecho no hace más que confirmar que no nos hayamos ante enfermedades cuya etiología fisiológica y orgánica es conocida sino ante trastornos mentales que hacen que el individuo atraviese momentos vitales disfuncionales.
Por tanto, dado que la etiología de cualquier trastorno mental puede estar afectada por infinidad de variables psicológicas y biológicas, ¿a quién recurrir, a un Psicólogo Clínico o a un Psiquiatra? Los argumentos anteriores arrojan un poco de luz.

Si un trastorno mental puede estar causado por variables psicológicas y biológicas parece que la solución ideal pasaría por consultar con especialistas de ambas ciencias, es decir, con aquellos que evalúen, diagnostiquen y traten los trastornos mentales desde un punto de vista que tiene que ver con la fisiología y la biología de los organismos, así como con aquellos que evalúen, diagnostiquen y traten los trastornos mentales desde un abordaje psicológico. Los primeros aportarán su conocimiento sobre el funcionamiento de los mecanismos cerebrales que tienen que ver con las bases biológicas de la conducta y su tratamiento a través de psicofármacos (en los cuáles son especialistas) y los segundos aportarán su conocimiento sobre el funcionamiento de los mecanismos y procesos psicológicos del individuo como la memoria, la atención, la consciencia, la cognición y el lenguaje, la emoción, el aprendizaje así como los tratamientos psicológicos necesarios para el cambio con el fin de mejorar y superar las disfunciones que sufre el individuo. En definitiva, poniendo en el centro de la escena a la persona que sufre el trastorno y dejando de lado intereses de uno u otro gremio de profesionales y científicos, lo ideal sería que ambas disciplinas se apoyaran y compartieran actuaciones para mejorar la salud mental de las personas afectadas.
Del mismo modo, sería de agradecer que los sistemas sanitarios (en especial el español) tuvieran en consideración este tipo de reflexiones e incorporaran al propio sistema un mayor número de Psicólogos Clínicos para que conjuntamente con los especialistas en Psiquiatría mejoraran la calidad de vida de los ciudadanos, además del consiguiente ahorro económico que supondría para el sistema evaluar, diagnosticar y tratar correctamente a las personas que sufren este tipo de trastornos.
Un cordial saludo,
javi martínez
Muy acertado el comentario y el enfoque que has dado. Creo que lo más importante es evitar las peleas competenciales y poner en el centro de la atención a la persona que sufre y necesita ayuda. Que cada profesional aporte su visión, su capacitación, sus técnicas y su «oficio» en favor del que lo necesita. Sin embargo soy bastante pesimista con la situación que vivimos en España, donde lo primero es la lucha por el dominio de espacios asistenciales como si fueran privativos, exclusivos y excluyentes de un grupo. Es así desde hace décadas y, aunque lentamente aparecen profesionales que comparten el enfoque de esta «entrada», la realidad concreta es triste y decepcionante.
Totalmente de acuerdo contigo. Espero que en un futuro próximo todos los que forman parte de la asistencia que tiene que ver con la salud mental se pongan a funcionar de manera coordinada y pongan el foco en el centro de lo verdaderamente importante que no es otra cosa que el propio paciente.
Muchas gracias.